¿Qué es la hipoglucemia y causas?
La hipoglucemia es un estado patológico que consiste en un nivel anormalmente bajo de azúcar en sangre, considerándose anormal una concentración inferior a 60-70mg/dl en la sangre. Esta disminución se puede producir debido a tres circunstancias:
- El organismo consume la glucosa presente en la sangre con demasiada rapidez.
- La glucosa es liberada al torrente sanguíneo demasiado despacio.
- Se libera un exceso de insulina al torrente sanguíneo.
Este es un trastorno relativamente común en personas diabéticas. La diabetes es una enfermedad que consiste básicamente en la situación opuesta a la hipoglucemia, es decir, las personas diabéticas presentan una concentración demasiado elevada de glucosa en la sangre, debido a una deficiencia en la producción de insulina por parte del páncreas (diabetes tipo I o diabetes juvenil), o a una respuesta inadecuada a la misma por parte del organismo (diabetes tipo II).
El tratamiento de esta enfermedad se basa en la administración de insulina o fármacos que faciliten la captación de la glucosa por las células. Sin embargo, un individuo diabético puede padecer un episodio de hipoglucemia si:
- Consume una dosis demasiado alta de insulina o de alguno de los medicamentos para la diabetes.
- No respeta el horario de tratamiento con insulina u otros tratamientos antidiabéticos.
- No ingiere suficiente alimento, es decir, no tiene en el cuerpo glucosa disponible, ni para ser almacenada ni para ser consumida.
- Realiza un ejercicio físico repentino que requiere un aporte energético mayor del que dispone su organismo.
Los bebés neonatos hijos de madres diabéticas presentan con frecuencia niveles muy bajos de azúcar en sangre al nacer.
Síntomas de hipoglucemia
Los síntomas de un estado hipoglucémico varían de unas personas a otras y, en función del nivel de hipoglucemia del paciente, suelen comenzar cuando los niveles en sangre se encuentran próximos a los 50mg/dl, aunque este valor es variable para cada individuo.
Los efectos que sentirá un paciente que está sufriendo una bajada de azúcar serán en la mayoría de los casos:cansancio, malestar general, adormecimiento y temblor. También es muy común la presencia de sudores fríos, palpitaciones, mareos, ansiedad, náuseas, vértigo, dolores musculares y palidez.
Dado que el nutriente principal del sistema nervioso es la glucosa, una disminución de la misma tendrá consecuencias neurológicas. Pueden experimentarse síntomas visuales (visión doble o borrosa), dolor de cabeza, convulsiones, trastornos del comportamiento, hambre desmesurada, nerviosismo e incapacidad de concentración, entre otros.
En los pacientes diabéticos que están siendo tratados, los síntomas de la hipoglucemia pueden no manifestarse hasta el momento en que la glucosa haya alcanzado ya niveles muy bajos. En estos casos el paciente puede sufrir desmayos, convulsiones, e incluso llegar al coma.
Diagnóstico de una hipoglucemia
A un individuo que presente los síntomas descritos se le realizará en primer lugar una valoración de azúcar en sangre. Niveles por debajo de los 70mg/dl se considerarán asociados a un estado hipoglucémico. La historia clínica puede ser de ayuda si el paciente presenta alguna enfermedad que pueda relacionarse con bajadas de glucosa. Del mismo modo, será útil preguntar al paciente acerca de sus hábitos alimenticios, consumo de alcohol y estilo de vida en general. A pesar de que el diagnóstico de esta patología es relativamente sencillo, debido a la coincidencia de muchos de sus síntomas con los de otros trastornos, averiguar el origen de los mismos puede suponer un verdadero rompecabezas. De ahí la importancia de conocer los datos clínicos, antecedentes y estilo de vida del paciente antes de comenzar con el estudio.
Una de las primeras medidas será la administración de glucosa para estabilizar al paciente; si se observa una mejoría de los síntomas tras dicha administración se confirmará el diagnóstico. Normalmente no es necesario realizar más pruebas, pero existen ciertos parámetros mensurables en la muestra sanguínea, aparte del nivel de glucosa, que pueden indicar un estado hipoglucémico: aumento del hematocrito (cantidad de glóbulos rojos) y la hemoglobina (proteína que transporta el oxígeno en el interior de los glóbulos rojos), presencia de abundantes neutrófilos (uno de los tipos de glóbulos blancos), etc. De la observación del electrocardiograma también pueden deducirse ciertos aspectos característicos de la bajada de azúcar, pero esta prueba no suele emplearse, ya que no aporta datos determinantes para el diagnóstico.
En ciertas ocasiones puede existir la sospecha de que la hipoglucemia tenga un origen inmunológico; en estos casos se realizarán pruebas destinadas a detectar anticuerpos contra la insulina en la sangre del paciente.
Tratamiento de la hipoglucemia
El método más rápido para incrementar los niveles de azúcar una vez se ha producido su bajada es consumir algún alimento azucarado, a ser posible acompañado por algún otro alimento con un cierto contenido graso y proteico.
Otra posibilidad es disponer de tabletas de glucosa. Estas pastillas se absorben a gran velocidad y suponen un incremento del nivel de glucosa en sangre de 5mg/dl por cada gramo ingerido.
Es muy importante tener en cuenta que estas acciones están destinadas a eliminar el proceso hipoglucémico, no sus síntomas (al menos no directamente). Por ello no debemos esperar una desaparición inmediata del malestar, que puede tardar varios minutos en desaparecer. Del mismo modo, hay que tener especial cuidado con no producir una hiperglucemia (nivel anormalmente elevado de glucosa en la sangre), es decir, que es necesario conocer la dosis adecuada antes de administrarla (para ello previamente se habrá realizado una medida del nivel de glucemia con un medidor específico).
En los casos más graves el tratamiento consistirá en la aplicación de inyecciones de glucosa o glucagón (hormona producida por el páncreas y cuya función es el control de los niveles de glucemia).
Prevención de la hipoglucemia
La mejor opción para las personas que tienden a sufrir bajadas de azúcar es llevar un control estricto tanto de su alimentación como de sus horarios.
Normalmente se recomienda distribuir el número de comidas diarias en cinco o seis (y no saltarse ninguna), con el objetivo de repartir equilibradamente la cantidad de glucosa ingerida a lo largo del día, y mantener así un nivel regular en el organismo.
En cuanto a la composición de los alimentos, el consumo de carbohidratos complejos (que se absorben lentamente y son empleados por el organismo de manera más eficiente), fibra y grasa (a ser posible no abusar de las grasas saturadas) favorece el equilibrio del metabolismo. Hay que reducir el consumo de alcohol, y nunca beberlo en ayunas. Los zumos de frutas y los azúcares simples (de rápida absorción), por su parte, resultan de gran ayuda cuando se sienten los primeros síntomas de una bajada de azúcar.
Otro punto a tener en cuenta es el ejercicio físico. No debe nunca realizarse en exceso, y es muy recomendable tener a mano algún alimento azucarado por si se presenta un episodio hipoglucémico durante su práctica.
Las personas diabéticas deben seguir las indicaciones del médico de forma estricta, no saltarse las comidas, y aplicar las dosis de insulina en su momento y medida adecuada.
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