| Aunque las escaras aparecen con facilidad y son difíciles de curar, se pueden prevenir. Hay que educar al paciente y su familia, poniéndose énfasis en la inspección frecuente de la piel, en busca de posibles problemas de presión y aplicar técnicas de limpieza apropiadas; procurar el alivio oportuno de la presión en áreas críticas (prominencias óseas); y estar muy alertas de las situaciones que representan peligros potenciales para la piel, como humedad, calor, frío intenso, pliegues de las sábanas, infecciones. Si ya se han formado las escaras, aplicar sin pérdida de tiempo el tratamiento adecuado. |