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Nombre Patología:
LAVADO VESICAL
Descripcion:

Hematuria. Lavado Vesical (Diagnóstico, procedimiento)

La hematuria es la presencia de eritrocitos en la orina en cantidades superiores a la normal. En condiciones de buena salud el examen químico de la orina no descubre la presencia de hemoglobina en la orina y el examen del sedimento urinario en fresco encuentra de 0 a 2 hematíes por campo o en el recuento de Addis con orina de 24 horas no hay más de 1 millón de elementos. Se considera hematuria cuando se excede estos límites.

La hematuria se manifiesta por cambios en el color y la transparencia en la orina cuando es lo suficientemente intensa como para teñirla (más de 1, 5 ml. de sangre por litro de orina), esta es una hematuria macroscópica. En otras circunstancias, la cantidad de sangre perdida al aparato urinario es menor de 1, 5 ml. razón por la cual no hay cambios en el color o aspecto de la orina y la hematuria solo se descubre con el examen químico y del sedimento urinario. Esta es una hematuria microscópica.
Resumiendo, existe dos clases de hematuria:

  • Hematuria Macriscópica
  • Hematuria microscópica

¿Cómo se presenta una hematuria macroscópica?

En oportunidades la orina es de color rojo, especialmente cuando pasa corto tiempo entre la salida de los eritrocitos de los vasos sanguíneos y la observación por el paciente. Esto puede suceder en lesiones destructivas del parénquima renal (cáncer, TBC), hemorragias de la pelvis renal, uréter, la parte anterior de la vejiga y uretra posterior. En estas circunstancias la sangre puede coagular en el uréter correspondiente formando moldes del mismo con aspecto vermicular (lombriz o gusano) si la hemorragia es supra ureteral o intraureteral (dentro del uréter). Si es infraureteral (debajo del uréter), son aplanados irregularmente redondeados, grumosos pero nunca vermiculares. Como los eritrocitos no circulan por la nefrona no hay formación de cilindros. En presencia de lesiones glomerulares y túbulointersticiales, en las que no hay destrucción de parénquima renal, los hematíes circulan a través de los túbulos del nefrón en los que los hematíes son traumatizados mecánicamente y expuestos a la acidez de la orina con la transformación de la Hb. en hematina, los factores de coagulación son reabsorbidos o metabolizados, muchos glóbulos rojos o la Hb liberada por ellos pueden ser aglomerados por la proteína de Tam Horsfall que hace de matriz y se forman cilindros hemoglobínicos (hemáticos)y eritrocitarios. En este caso la orina es de color pardo, como borra de café, no hay coágulos. En el sedimento se verá los cilindros de hemoglobina y de hematíes. Otras veces la pérdida hemática, alta o baja, es escasa:2-3 ml. de modo que la coloración de la orina es rosada, parecido al del agua de lavado de carne. En todos los casos de hematuria macroscópica la orina se presenta turbia no permitiendo ver a través. del recipiente que la contiene.
Resumiendo, una hematuria macroscópica puede presentarse con orinas color rojo, pardo oscuro o rosado.

Hemoglobinuria:
Es la presencia de hemoglobina liberada del eritrocito en la orina. Da positiva la reacción para sangre en el examen químico de la orina pero la observación del sedimento urinario no encuentra hematíes. Tiene un significado diferente a la hematuria por cuando esta liberación del pigmento se produce dentro de los vasos sanguíneos, extrarenales generalmente, y la hemoglobina liberada en la circulación filtra en el glomérulo y se excreta por la orina dándole una coloración marrón rojizo o caoba. Esto sucede en las anemias hemolíticas en la que la destrucción de hematíes se produce en forma relativamente intensa y rápida como para sobrepasar la capacidad de captación por el sistema retículoendotelial. Ejemplos: anemia hemolítica por transfusiones de sangre incompatible, anemia hemolítica autoinmune, hemoglobinuria paroxística, etc. Como la hemoglobina se une a la haptoglobina (una alfa globulina plasmática) y la consume, los valores de la haptoglobuna en el plasma bajan en las hemólisis agudas (normal: 50 a 150 mg %.). Además, en las hemólisis se libera gran cantidad de la enzima LDH al plasma y sus niveles aumentan (normal 60-170 mU. I/ml). Lo más importante, después de unas horas, se observa ictericia flavínica (amarillo limón).

Pseudohematuria:
Debemos diferenciar la hematuria verdadera de las falsas en las que la orina se tiñe con sustancias coloreadas diferentes a la hemoglobina de los hematíes, o bien por hematíes que provienen de órganos vecinos al aparato urinario como el genital, especialmente femenino, o el recto y que contaminan la orina que es, por otra parte, normal. Algunas sustancias como la fenazopiridina, antipirina (analgésicos ambos), anticonvulsivantes como la fenitoina, laxantes como fenolftaleina o dantrona, antibacterianos como la rifampicina y algunas sulfas (sulfisoxazol y sulfametoxazol), la vitamina B12, sedantes (fenotizinas), alimentos determinados (remolacha, zanahoria y zapallo) pueden comunicar un color rojo naranja o rosado a la orina. Otros tipos de sustancias pueden teñirla de color marrón oscuro como nitrofurantoina, sulfas, cloroquina, metildopa, fenacetina, salicilatos, levodopa, deferroxiamina (quelante del hierro). Los pigmentos biliares en una ictericia o las porfirinas de las porfirias que se excretan en la orina, se oscurecen al exponerse al aire ambiente y comunican un color marrón a la orina y pueden confundirse con hematuria. El cuadro clínico propio de estas enfermedades junto con las reacciones químicas negativas para sangre en la orina y la falta de hematíes en el sedimento aclaran las dudas.

Mioglobinuria:
La mioglobina, una proteína compleja con el grupo prostético hem, existe en las fibras musculares estriadas y lisas. En los procesos con destrucción muscular extensa (síndrome de aplastamiento en los traumatismos graves, convulsiones, esfuerzos musculares intensos y duraderos, mionecrosis en la gangrena), se libera mioglobina que circula libre en el plasma y filtra en el glomérulo, no se reabsorbe y se excreta por la orina tiñéndola de color marrón o rojo. La sintomatología propia de las enfermedades causales de liberación de mioglobina, añadido a la falta de hematíes en el sedimento a pesar de que las reacciones químicas para sangre pueden dar positivo, ayudan en la diferenciación. Además, la mioglobina se disuelve en una solución 3, 2 N (normal) de sulfato de amonio de modo que la orina sometida a esta prueba no cambia el color marrón pero en caso de hematuria o hemoglobinuria se produce un precipitado coloreado pero el líquido sobrenadante es incoloro.

Uretrorragia:
Es la salida de sangre pura, sin mezclarse con la orina, a través del meato uretral. Se ve en la litiasis urinaria al expulsarse un cálculo vesical, traumatismos de la uretra, tumores uretrales, uretritis.

Etiología de la hematuria:
Las enfermedades que pueden causar hematuria son múltiples: enfermedades inflamatorias no sépticas, infecciones, enfermedades autoinmunes, neoplásicas, circulatorias, hematológicas, etc. Desde un punto de vista topográfico, atendiendo el órgano urinario predominantemente involucrado en la hemorragia, podemos clasificar las causas de hematuria en:

Origen de la hematuria

  • Renal
  • Ureteral
  • Vesical
  • Uretroprotático
  • Extraurinario

Las enfermedades renales pueden ser del parénquima renal, intersticio y vasos sanguíneos o de los conductos excretores del riñón (cálices y pelvis renal). Entre las enfermedades del parénquima renal tenemos las glomerulopatías, en sus variedades primarias y secundarias a enfermedades sistémicas (colagenosis, vasculitis) y carcinoma renal. Enfermedades del intersticio y de los túbulos: pielonefritis, nefritis intersticial por analgésicos. Causas vasculares: infarto renal por trombosis de vena o arteria renal. Patología de los cálices y pelvis renal: litiasis, carcinoma. La tuberculosis renal afecta el intersticio y los túbulos renales por un lado, y los cálices y pelvis por el otro en su evolución.
Causas ureterales: la litiasis y los carcinomas son los más frecuentes.
Causas vesicales: las cistitis, los cálculos, el cáncer y la tuberculosis.
Causas uretroprostáticas: neoplasias, cálculos, hipertrofia y carcinoma de la próstata. , cuerpos extraños (trozos de sondas vesicales rotas al extraerlas).
Causas extrarrenales de hematuria: Las enfermedades hemorragíparas: púrpura trombocitopénica, hemofilia, enfermedad de Rendú Osler, medicación anticoagulante, hipoprotrombinemia no medicamentosa, enfermedad de von Willebrand.
Diagnóstico de la hematuria:
Se basa en tres parámetros: el interrogatorio, el examen físico y los exámenes complementarios.

Interrogatorio:
La edad puede servir de orientación puesto que en la niñez son más frecuentes las glomerulonefritis y las pielonefritis. En la edad adulta lo son las litiasis, pielonefritis , glomerulonefritis y tuberculosis. Después de los 50 años predominan el cáncer de riñón y vejiga y la patología prostática (adenoma y carcinoma). Se puede ver también litiasis e infecciones urinarias.
Los antecedentes pueden ser importantes: Una historia familiar de enfermedad renal y sordera, a veces con alteraciones oculares (cataratas, queratocono) orientan al síndrome de Alport (glomerulopatía). Familiares del paciente en 1 o 2º que padezcan tendencia a las hemorragias orientan a una coagulopatía. La poliquistosis en alguno de los progenitores o abuelos es un dato importante. La ingestión de medicamentos puede causar hematuria y debe ser investigada , especialmente analgésicos y / o anticoagulantes.
Algunos síntomas son orientadores: por ejemplo un cólico renal seguido de hematuria orienta a litiasis, pero si en este contexto se eliminan coágulos vermiformes, pensar en enfermedad destructiva del riñón (TBC, cáncer). Si además de la hematuria hay fiebre y lumbalgia sin cólicos, pensar en pielonefritis aguda y si a esta sintomatología se agrega anuria y eliminación de trozos de tejidos en un diabético, pensar en papilitis renal necrotizante. Un dolor hipogástrico que irradia al pene, con tenesmo acompañando a la hematuria orienta a una litiasis vesical. Una hematuria indolora con antecedentes de nicturia polaquiria y disuria hace sospechar patología prostática. El antecedente de una arritmia cardíaca (fibrilación auricular) con hematuria, con o sin dolor lumbar induce a sospechar embolia renal. Lo mismo si el paciente está cursando un infarto de miocardio. Pero si recibe heparina por el infarto corresponde diferenciar iatrogenia con embolia.

Examen físico:
Se debe efectuar un examen completo y no solo del aparato urinario, pues signos extraurinarios, pueden aportar elementos valiosos para el diagnóstico. Así tendremos que en un paciente con púrpura y antecedentes de otros sangrados (epistaxis, gingivorragias, enterorragia o melena), se puede pensar en una diátesis hemorrágica , espontánea o inducida por anticoagulantes (antecedentes de recibir dicumarínicos). Si existe artritis o artralgias con diarrea sanguinolenta y cólicos abdominales luego de un cuadro respiratorio alto se puede sospechar púrpura anafilactoide de Schónlein Henoch. Si el paciente tiene, además de hematuria, edema subcutáneo e hipertensión arterial, cabe pensar en una un sindrome nefrítico agudo o subagudo, y si hay signos de insuficiencia cardíaca con anorexia, náuseas o vómitos y mal estado general, se trata de una glomerulopatía crónica con insuficiencia renal terminal. En un paciente femenino, hematúrico, micro o macroscópico, con artritis, fiebre y eritema malar en alas de mariposa pensar en lupus eritematoso sistémico.
En el examen del aparato urinario se palpará los riñones pues una nefromegalia indolora unilateral puede orientar a un cáncer renal, si es bilateral, una poliquistosis renal, si es dolorosa y unilateral y precedida por un cólico más bien corresponde a una uronefrosis litiásica. La puñopercusión positiva puede orientar a pielonefritis, litiasis, tuberculosis, infarto renal . Lo mismo vale para el dolor en los puntos ureterales. La palpación y percusión del hipogastrio nos aportaran datos sobre patología vesical y/o retención urinaria baja. No debe olvidarse el tacto rectal que nos informará de la próstata.

Prueba de los tres vasos de Guyon:
Sirve para localizar aproximadamente la topografía de una hematuria macroscópica. Consiste en hacer orinar al paciente y tratar de que distribuya la micción en tres vasos, con lo cual se puede observar:

  1. a)la orina de los tres vasos es de color rojo (toda la orina sale teñida de rojo). Se trata de una hematuria total y la ubicación del sangrado es el riñón y parte inicial del uréter.
    b) la orina del primer vaso es rojiza mientras que la del segundo y tercero es de color amarillo ámbar (al principio sale roja y luego es de color normal). Es una hematuria inicial y la ubicación de la hemorragia es la parte inferior de la vejiga y la uretra membranosa y prostática.
    c) La orina de los dos primeros vasos es normal (amarillo ámbar) y la del tercer vaso es roja o de color pardo oscuro Es una hematuria terminal o final y el sitio de la hemorragia está en la parte posterior o transfondo de la vejiga.
    Si es imposible juntar la orina en los tres vasos por diversas causas, basta con observar la micción y se podrá verificar las mismas alteraciones que en los tres vasos.

Laboratorio:
El análisis completo de orina es fundamental, primero para certificar la hematuria, especialmente si es microscópica y descartar pigmenturias (orinas coloreadas por elementos diferentes a la sangre). Los datos del análisis de orina que certifican una hematuria son, la reacción positiva para hemoglobina en el examen químico y el hallazgo de hematíes en el sedimento, ya sea aislados o agrupados, o bien, formando cilindros. Recordar que en la hematuria microscópica, en el análisis de orina se considera que hay hematuria cuando se cuenta más de dos eritrocitos por campo microscópico a 40 aumentos o bien cuando en el recuento de Addis con orina de 12 hs. se encuentra más 500. 000 elementos por ml. Cuando el origen de la hematuria es renal, especialmente enfermedades glomerulares o tubulares no destructivas, los hematíes aparecen deformes, rotos, a veces con aspecto espiculado o de pera (hematíes dismórficos) y forman cilindros con hematíes identificables (cilindros eritrocitarios) o bien sin identificar eritrocitos pero teñidos con hemoglobina (cilindros hemoglobínicos). En las enfermedades destructivas del riñón (carcinoma, TBC) y en las hemorragias por debajo del riñón, no hay cilindros ni hematíes dismórficos. El hallazgo de otras anormalidades de la orina son de ayuda. Por ejemplo la existencia de neutrófilos conservados o en degeneración o necrosis (piocitos) orientan a una pielonefritis, cistitis, prostatouretritis o TB. Si además de neutrófilos hay linfocitos pensar en una nefritis intersticial no bacteriana. Si hay abundante cristales en el sedimento se puede pensar en una litiasis urinaria. Si además de la hematuria hay proteinuria mayor de 1 g. por día y cilindruria se debe pensar en una glomerulonefritis. Si hay sospecha de cáncer de uréter o vejiga, la tinción del sedimento con el método de Papanicolau puede encontrar células anaplásicas.
Los otros análisis de rutina (hemograma, eritrosedimentación, uremia, glucemia) orien-taran hacia el diagnóstico o sugeriran la indicación de otros análisis: coagulograma, hepatograma, exámenes bacteriológicos, recuento de Addis, proteinuria de 24 hs, estudios inmunológicos en la sangre.

Estudios por imágenes:
Comprenden la radiología convencional, ecografía y la tomografía axial computada. Todos ellos buscan signos morfológicos de lesión del aparato urinario que en algunas circunstancias son de por si diagnósticos sin necesidad de otra metodología como en el caso de quistes renales o cálculos radio opacos. En otras circunstancias producen alteraciones bastante características que permiten sospechar el diagnóstico como las alteraciones en clava de los cálices renales en la pielonefritis, las distorsiones de los cálices y pelvis con cavernas parenquimatosas en la TBC, las imágenes lacunares por falta de relleno en los cálculos y tumores vegetantes en la vía urinaria en el urograma excretor . La invasión de estructuras vecinas que se aprecia en la ecografía y la tomografía computada en los casos de carcinomas, lo cual, además, permite estadificar el paciente para evaluar un tratamiento quirúrgico. En las nefropatías “médicas”(no pasibles de tratamiento quirúrgico como las glomerulonefritis crónicas, la nefroangioesclerosis, nefritis intresticiales) se aprecia disminución bilateral, difusa de las dimensiones renales que permite sospechar el diagnóstico. La ecografía y la tomografía axial computada sirven como guía cuando se desea efectuar punción biopsia de una lesión renal o para evacuar una colección líquida.
La urografía excretora y la ecografía son métodos más baratos pero la radiología utiliza la inyección de sustancias yodadas potencialmente tóxicas o alergénicas. La tomografía computada es más cara y tambien requiere el uso de contraste, con los mismos problemas que en la radiología. La pielografía retrógrada o ascendente se utiliza cuando se sospecha una obstrucción ureteropiélica y el paciente tiene una azoemia superior a 1 g% en cuya circunstancias el riñón es incapaz de excretar el contraste yodado con lo que no se puede opacificar el aparato urinario. Es un método invasivo en el cual se coloca un catéter en uréter que puede ocasionar su traumatismo y /o una infección ascendente renal.

Endoscopía:
Entra en la categoría del método de imágenes.
Util cuando se sospecha una causa vesical o prostática de hematuria pues además de observar los aspectos macroscópicos de las lesiones permite la toma de una muestra de tejido para anatomía patológica. Otra circunstancia de uso de la uretrocistofibroscopía es cuando las imágenes no aportan datos de las causas de hematuria y se desea saber cual árbol urinario es el que está sangrando para focalizar otros estudios (arteriografía o pielografía retrógrada).

Arteriografía:
Se utiliza cuando se sospecha tromboembolismo de la arteria renal o cuando existe una masa renal que no se puede biopsiar y también en caso de uronefrosis por vasos polares renales que comprimen la unión pieloureteral.

Biopsia:
Las biopsias más frecuentemente utilizadas en el diagnóstico de la hematuria son la punción biopsia renal, punción biopsia de próstata y biopsia endoscópica de la vejiga. La punción biopsia renal se utiliza con control tomográfico computado para acceder exactamente al sitio de la lesión. La punción biopsia de la próstata se efectúa por vía rectal, antes se lo hacía a ciegas guiado por el tacto rectal pero actualmente se puede hacer bajo control ecográfico o tomográfico. Cabe agregar que en las hematurias en que se sospeche enfermedad glomerular, además de las técnicas usuales de microscopía óptica, se utiliza la inmunofluorecencia para identificar depósitos de complejos inmunes en dicha estructura, y la microscocopía electrónica para identificar la localización exacta de dichos depósitos en las paredes del glomérulo. Estos datos permiten diferenciar, en algunas circunstancias, las diferentes glomerulopatías, especialmente cuando se complementa con la clínica y algunos estudios inmunológicos en la sangre.

Lavado Vesical

DEFINICIÓN

La técnica de lavado vesical consiste en la introducción de líquido (habitualmente suero fisiológico) en la vejiga y su posterior extracción, bien de forma continua o intermitente, a través de la sonda vesical.

 

Tipos de lavado vesical:

A.- LAVADO VESICAL CONTINUO

A través de una sonda de 3 vías la vejiga es irrigada continuamente mediante un sistema de irrigación cerrado sin alterar la esterilidad del sistema de drenaje ni incrementar el riesgo de entrada de bacterias en el tracto urinario. También recibe el nombre de irrigación continua de la vejiga

Este tipo de lavado vesical  evita la obstrucción de la sonda por coágulos.

B.-LAVADO VESICAL INTERMITENTE

Puede realizarse mediante dos sistemas:

  • Sistema de irrigación cerrado
    • La sonda vesical de 2 vías se conecta, gracias a un conector en Y, a la bolsa colectora y a un equipo de goteo, de forma que se puede alternar la irrigación y el vaciado de la vejiga.
    • Se emplea cuando no existen coágulos sanguíneos o descamaciones mucosas en el drenaje urinario y las irrigaciones vesicales se necesitan con menor frecuencia.
  • Sistema de irrigación abierto
    • Requiere que se abra el sistema: la sonda vesical se desconecta de la bolsa colectora y se conecta a una jeringa cargada con suero fisiológico para irrigar manualmente la vejiga. También recibe el nombre de irrigación manual de la vejiga.
    • Se emplea para desobstruir una sonda taponada por coágulos o mucosidad.

Sondas vesicales para lavado vesical

Las sondas varían en calibre, composición, diseño y longitud.

El calibre exterior se mide en unidades Charriere (Ch) o French (Fr). Cada una de estas unidades equivale a 1/3 de mm., siendo siempre la numeración par.

Se elegirá una sonda de calibre suficiente para permitir la evacuación del contenido de la vejiga y la irrigación de ésta.

Las sondas vesicales permanentes para realizar lavados vesicales son sondas Foley, y según su composición podemos diferenciar dos tipos:

SONDAS DE LÁTEX (siliconizadas o no)

    • Son blandas y maleables, de punta roma y multiperforada. Son sondas de primera elección en postoperatorios, controles de diuresis, retención aguda de orina, etc.
    • Poseen un balón para su fijación vesical.  Pueden ser de 2 o de 3 vías

SONDAS DE SILICONA

  • Son semirígidas y transparentes. Pueden llevar estrías dispuestas en sentido longitudinal a lo largo de toda la sonda, cuya misión es facilitar la eliminación de exudados uretrales que se forman cuando la sonda se mantiene mucho tiempo en la uretra. También poseen un balón de retención para evitar que la sonda se salga de la vejiga.
  • Las sondas de silicona son de elevado coste, pero ofrecen dos ventajas: por un lado, irritan menos la vejiga; y por otro, pueden mantenerse sin cambiar más tiempo que las demás. Además, son las más hipoalergénicas, por lo que es preferible su utilización.

Según el número de vías de la sonda, se pueden distinguir dos tipos de sondas útiles para lavados vesicales:

 

  • - SONDAS DE 2 VÍAS
    • Son sondas que poseen dos canales: uno de mayor diámetro para evacuar la orina de la vejiga a la bolsa colectora, y otro más pequeño con válvula de conexión Luer que sirve para llenar el globo de seguridad que impide que se salga la sonda de la vejiga.
  • SONDAS DE 3 VÍAS
    • Son sondas con tres luces en su extremo distal: una luz es para conectarla a la bolsa colectora de orina, otra (con válvula de conexión Luer) es para el llenado del globo de seguridad y la otra es para la conexión a irrigación  continua.
    • En la actualidad no existen en el mercado sondas de 3 vías de calibres adecuados para niños pequeños.

Descripción de la técnica:

  • Una vez instaurada la sonda vesical, llenado el globo de retención y conectada al sistema colector de orina, comprobar que sale orina hacia el colector.
  • Lavado higiénico de  manos y colocación de guantes no estériles.
  • Clampar la vía de la sonda para la conexión a irrigación.
  • Cerrar la pinza del equipo de irrigación y conectar el equipo a la bolsa de suero fisiológico. Colgar la bolsa en el soporte para suero y purgar el sistema. Colgar el extremo libre sobre el soporte para suero de forma que éste no toque nada.
  • Retirada de guantes no estériles, lavado higiénico de  manos y colocación de guantes estériles.
  • Colocar un paño estéril bajo la conexión de la sonda y el sistema colector.
  • Limpiar con gasas impregnadas en antiséptico la luz de la sonda vesical que queda libre, la de irrigación.
  • Conectar el extremo libre del equipo de irrigación al adaptador Luer-Lock, y éste a la luz libre de la sonda vesical ayudándose de gasas estériles.
  • Desclampar la sonda y adecuar, mediante la pinza del equipo,  el ritmo de irrigación al grado de hematuria.
  • Comprobar que sale orina hacia la bolsa colectora.
  • Fijar con esparadrapo al muslo la sonda, el tubo de recolección de orina y el equipo de irrigación.
  • Registrar en la historia clínica la hora de inicio y fin del lavado vesical continuo y el ritmo de irrigación.

Observaciones para el lavado vesical continuo:

  • El soporte para suero debe estar por encima del nivel de la vejiga.
  • El ritmo de irrigación se disminuirá según el grado de aclaramiento observado en la bolsa colectora.
  • Para impedir la entrada de aire en la vejiga se cambiará la bolsa de suero para irrigación antes de que se vacíe por completo.
  • Controlar la salida del líquido y vigilar las características de la orina (color, presencia de moco, coágulos o sedimento, etc.) para valorar la efectividad del lavado continuo.
  • Tener en cuenta, a la hora de recoger muestras de orina, que ésta se encontrará diluida por efecto del suero de irrigación.
  • En cada turno, contabilizar como entrada la cantidad de suero de irrigación utilizado y como salida la cantidad de líquido recogido en la bolsa de orina.
  • Cambiar, mediante técnica estéril, el equipo de irrigación cada 48 horas.
  • Cuando se interrumpa la irrigación de la vejiga y la sonda deba permanecer colocada, desconecte el equipo de irrigación y coloque un tapón estéril especial para sonda vesical en la luz de irrigación.

Descripción de la técnica:

  • Una vez instaurada la sonda vesical, llenado el globo de retención y conectada al sistema colector de orina, comprobar que sale orina hacia el colector.
  • Lavado higiénico de  manos y colocación de guantes no estériles.
  • Clampar con la pinza de plástico la vía de la sonda que conecta con la bolsa colectora de orina.
  • Cerrar la pinza del equipo de irrigación y conectar el equipo a la bolsa de suero fisiológico. Colgar la bolsa en el soporte para suero y purgar el sistema. Colgar el extremo libre sobre el soporte para suero de forma que éste no toque nada.
  • Retirada de guantes no estériles, lavado higiénico de  manos y colocación de guantes estériles.
  • Con la ayuda de la auxiliar de enfermería, colocar un paño estéril bajo la conexión de la sonda y el sistema colector.
  • A falta de conexiones en Y adecuadas, se “montará” una con las conexiones y adaptadores.
  • El primer paso es desconectar las dos partes de que constan los conectores universales, ya que sólo serán útiles las partes de mayor calibre.

Observaciones para el lavado vesical intermitente-sistema cerrado:

 

  • Se utilizarán pinzas de plástico para clampear el equipo de irrigación y el sistema de drenaje para evitar manipular la llave de 3 pasos y las conexiones (por el riesgo de infección y por la posibilidad de obstrucción de estas al manipularlas).
  • Extremar las medidas de asepsia en este tipo de lavado vesical: TODA manipulación ha de hacerse mediante técnica estéril.
  • El ritmo de irrigación y la frecuencia y tiempo de irrigación/drenaje la determinará el grado de aclaramiento observado en la bolsa colectora.
  • Cuando no esté indicada la irrigación de la vejiga, retirar las conexiones y colocar un colector de orina estéril directamente a la sonda.
  • Cambiar, mediante técnica estéril, el equipo de irrigación cada 48 horas.
  • Para impedir la entrada de aire en la vejiga se cambiará la bolsa de suero para irrigación antes de que se vacíe por completo.
  • Controlar la salida del líquido y vigilar las características de la orina (color, presencia de moco, coágulos o sedimento, etc.).
  • El soporte para suero debe estar por encima del nivel de la vejiga del niño.
  • Tener en cuenta, a la hora de recoger muestras de orina, que ésta se encontrará diluida por efecto del suero de irrigación.
  • En cada turno, contabilizar como entrada la cantidad de suero de irrigación utilizado y como salida la cantidad de líquido recogido en la bolsa de orina.

LAVADO VESICAL INTERMITENTE-Sistema abierto

Descripción de la técnica:

  •  Una vez instaurada la sonda vesical, llenado el globo de retención y conectada al sistema colector de orina, comprobar que sale orina hacia el colector.
  • Clampear la vía de la sonda que conecta con la bolsa colectora de orina.
  • Lavado higiénico de  manos y colocación de guantes estériles.
  • Utilizando una técnica aséptica, abrir el paño estéril y colocarlo bajo la conexión de la sonda vesical y la bolsa de recolección de orina.
  • Con la ayuda de la auxiliar de enfermería, cargar la jeringa con el suero fisiológico mediante técnica aséptica: sacar el émbolo de la jeringa, taponar con un dedo el cono de esta, solicitar a la auxiliar que llene la jeringa y colocar de nuevo el émbolo. Colocar la jeringa sobre el paño estéril.

Productos asociados :
- SOLUCION IRRIGACION VESICAL

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